spoiler:
Gran parte de la valía de una película radica en la determinación de su desenlace. El final que contemplamos en "La cruz de hierro" alternando las carcajadas del Sargento Steiner, canciones infantiles, fotos de civiles ahorcados y en campos de concentración y una imponente música al estilo de un himno alegórico o militar, concluyendo con la cita de Bertolt Brecht: "Señores, no estén tan contentos con la derrota [de Hitler], porque aunque el mundo se haya puesto de pie y haya detenido al bastardo, la puta que lo parió está caliente de nuevo" resulta lúgubre a la par que brillante, eminentemente genial, algo tan sólo al alcance de un genio.
Antes de nada decir que no soy muy pródigo a elaborar críticas. Tan sólo las realizo cuando algo me impacta de verdad, y este es el caso. Sam Peckinpah nos brinda con "La cruz de hierro" una de las mejores películas bélicas de la historia del cine. Se trata de un film imprescindible y absolutamente recomendable para todo aquel aficionado al séptimo arte y en particular a su vertiente bélica, donde no cabe la indiferencia. El espectador contempla el lado más crudo, violento y sangriento de la guerra. La historia que se nos cuenta, así como la dirección y la fotografía con la que se ejecuta son tremendamente correctas. La interpretación de James Coburn requiere mención especial y hace que resulte imposible borrar de tu mente al personaje del Sargento Steiner. Lo peor: la posible falta de medios económicos se nota demasiado en determinadas secuencias. Lo mejor: su escalofriante, espeluznante, estremecedor y antológico final, uno de los mejores que he visto jamás. Como dato anecdótico, Orson Welles se puso en contacto con Peckinpah para decirle que era la mejor película contra la guerra que había visto nunca (
ronaldeando, en
filmaffinity.com).